¿Sabes que representa la flor de Cempasúchil en México? Sabemos que el Día de Muertos está a la vuelta de la esquina y embarrarnos de nuestras tradiciones mexicanas es algo esencial durante esta festividad. De acuerdo con la tradición, esta flor es utilizada para hacer un camino desde la entrada hasta el altar de los hogares, pues se cree que es una forma de guiar a las almas hacia las ofrendas de sus seres queridos; esto dio inicio desde la época prehispánica como símbolo de vida y muerte.
Ahora que sabemos sobre la importancia del cempasúchil durante nuestro tradicional Día de Muertos, es esencial saber que en la ciudad de Guadalajara existe un extenso campo para conocer la siembra y producción de esta emblemática flor. ¡Esta es una experiencia que no puedes perderte! Dentro del municipio de Tlajomulco se encuentra el Rancho San Juan Diego, el cual ha preparado un extenso campo de plantío de cempasúchil para conocer todo sobre esta flor y tener un día totalmente diferente.
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¡Conoce todo sobre el cempasúchil en Guadalajara!
En el plantío de la reconocida flor podrás tomar un recorrido, en el cual te muestran la producción de todo tipo de flores, desde aquellas utilizadas para los follajes, hasta margaritas y la flor de temporada de Día de Muertos. Además podrás recorrer un enorme plantío de más de seis filas llenas de flores representativas de nuestro México, donde destaca el aroma de la emblemática flor, sus colores naranjas y claro que conoces todo sobre la historia de nuestras tradiciones.
Una de las cosas que destacan del lugar es cuando te cuentan sobre la leyenda de la flor de cempasúchil, por si no la conocías, esto es para ti. Esta historia relata el amor entre una pareja de jóvenes aztecas llamados Xóchitl y Huitzilin. Ambos se enamoraron desde que eran niños, todas las tardes, los jóvenes subían a la cima de una montaña a regalarle flores a Tonatiuh (Dios del Sol), donde los enamorados se juraron amor eterno.
Tras la llegada de la guerra, Huitzilin tuvo que ir a luchar, por lo que al poco tiempo Xóchitl recibió la peor noticia, su amado había fallecido. Al enterarse, la joven subió la montaña para pedirle al Dios del Sol que la uniera para siempre con su pareja. Tonatiuh decidió dejar caer un rayo sobre la joven y la convirtió en una flor amarilla, en la cual reposó un colibrí (Huitzilin), él apenas llegó y la flor se abrió en veinte pétalos. Dicho encanto mantuvo su amor durante toda la vida, siempre y cuando sigan existiendo los colibríes y las flores de cempasúchil.
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