Cuando el silencio pesa: ¿Por qué algunas personas necesitan la TV para dormir?

Para algunos, el suave murmullo de la televisión es un pasaporte directo al sueño. ¿Qué hay detrás de esta necesidad aparentemente inofensiva? La psicología tiene respuestas sorprendentes.

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CRÉDITOS: Pexels | Cottonbro Studio

Desde hace generaciones, la televisión ha sido más que un simple aparato de entretenimiento: se ha convertido en un refugio emocional, un fondo reconfortante contra la inmensidad del silencio nocturno. Muchas personas descubren que no pueden conciliar el sueño a menos que haya una pantalla encendida, aunque no estén realmente prestando atención a lo que transmite. Esta curiosa necesidad no es solo una costumbre; la psicología sugiere que tiene raíces profundas en la forma en que procesamos nuestras emociones, nuestros miedos y la sensación de soledad. Pero, ¿por qué alguien elegiría una fuente de luz y sonido para alcanzar el descanso, cuando tradicionalmente se dice que necesitamos oscuridad y silencio para dormir?

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¿Qué representa emocionalmente el sonido de la televisión?

El sonido constante de la televisión funciona como un escudo psicológico para muchas personas. En un mundo donde el silencio puede traer consigo pensamientos no deseados o ansiedades acumuladas del día, el ruido de fondo crea una ilusión de compañía. Es como si una conversación distante y constante mantuviera a raya esos pensamientos intrusivos, permitiendo al cerebro relajarse sin tener que enfrentar el vacío.

¿Está relacionada la necesidad de TV para dormir con la ansiedad?

La psicología apunta a que sí. La ansiedad y los trastornos del sueño a menudo van de la mano, y el uso de la televisión puede ser un intento inconsciente de autoregulación emocional. Escuchar voces o sonidos de fondo genera una sensación de normalidad y rutina que puede disminuir los niveles de cortisol, la hormona del estrés. En estos casos, la televisión se convierte en un ancla para la calma en medio de un mar de preocupaciones internas.

¿Puede ser una señal de miedo a la soledad?

Otra explicación poderosa está en la sensación de abandono o soledad. Algunas personas crecieron en ambientes donde el ruido de la televisión estaba siempre presente, creando un vínculo entre el sonido y la seguridad emocional. Así, en la adultez, recurren inconscientemente a este hábito para recrear esas sensaciones de protección y acompañamiento. El silencio absoluto, en cambio, puede sentirse como una exposición al vacío emocional.

¿Qué riesgos implica dormir con la televisión encendida?

Aunque parece un hábito inofensivo, dormir regularmente con la televisión puede afectar la calidad del sueño. La luz azul de las pantallas interfiere con la producción de melatonina, la hormona que regula nuestro ciclo de sueño. Además, los cambios súbitos en el volumen o las imágenes parpadeantes pueden hacer que el cerebro permanezca en un estado de semi-alerta, impidiendo un descanso profundo y reparador. Lo que se gana en tranquilidad momentánea, a veces se pierde en salud a largo plazo.

Dormir con la televisión encendida es mucho más que un simple capricho nocturno. Es un reflejo de cómo intentamos, de manera intuitiva, encontrar consuelo, calma y seguridad en un mundo que no siempre nos ofrece esas garantías. Escuchar las necesidades detrás de este hábito puede ser el primer paso hacia un descanso más consciente y profundo.

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