Hace unos años, Mariana se despertaba todos los días con una sensación extraña. No era tristeza ni enojo, era algo más sutil: una constante duda sobre su valor. Alguien tan inteligente, tan dedicada, tan amable... y sin embargo, se sentía invisible. Un día, al leer una frase simple pero poderosa –“tu valor no depende de lo que otros vean en ti, sino de lo que tú reconoces en ti misma”– algo cambió. Así comenzó su viaje hacia una autoestima más fuerte.
Te podría interesar: ¿Te hacen paperclipping? Identifica y evita la toxicidad en tus relaciones
La autoestima es la percepción que tenemos de nosotros mismos.
Es cómo nos hablamos, cómo nos tratamos y qué tanto creemos merecer. Aunque muchos creen que se nace con ella, la verdad es que se construye todos los días, con actos pequeños y conscientes.
¿Qué es realmente la autoestima?
Más allá de una definición de diccionario, la autoestima es esa voz interna que te acompaña en los momentos buenos y malos. A veces susurra seguridad, otras veces grita dudas. Está formada por experiencias, creencias, palabras que nos dijeron en la infancia, y decisiones que tomamos creyendo que no éramos suficientes.
Tener una autoestima sana no significa sentirse perfecto, sino aceptarse con luces y sombras, y aún así, saberse digno de amor, respeto y felicidad.
¿Cómo sé si tengo una baja autoestima?
Puede que te compares constantemente, que te cueste aceptar un cumplido, o que te sabotees antes de siquiera intentarlo. Las señales están en tus pensamientos diarios: “no puedo”, “no soy suficiente”, “seguro lo hago mal”. Suena familiar, ¿no?
Reconocer estos patrones es el primer paso. Como cualquier cambio importante, empieza con una toma de conciencia.
¿Cómo puedo empezar a fortalecer mi autoestima?
Como en toda buena historia, necesitas aliados. Empieza por cuidar cómo te hablas a ti mismo. Cambia el “soy un desastre” por “hoy no me salió bien, pero estoy aprendiendo”. Rodéate de personas que te valoren, practica la gratitud, celebra tus pequeños logros, y sobre todo, perdónate.
Aprender a valorarte es una práctica diaria, como regar una planta: con constancia, atención y amor.
¿Qué hábitos ayudan a cultivar una mejor autovaloración?
Escribe un diario, aunque sea un par de líneas cada día. Reconecta con tus pasiones, respeta tus límites, y regálate tiempo a solas sin culpa. Busca apoyo profesional si lo necesitas, porque pedir ayuda también es una forma de quererse.
Recuerda: tú eres tu hogar más importante. Y como cualquier casa, necesita cuidado, luz, y ventanas abiertas hacia el amor propio.
Te podría interesar: ¿Se acabó la intimidad con tu pareja? Revive la llama del amor
Los actos de violencia son un reflejo de la descomposición del tejido social