El café es una de las bebidas más populares de todo el mundo, aunque sus orígenes se remontan a la región montañosa de Etiopía alrededor del siglo IX, llegó a América Latina para quedarse, particularmente en Colombia y México quienes se han convertido en los principales productores de café en el mundo.
Asimismo, aunque a casi todos nos guste el café recientemente la FDA de Estados Unidos y la PROFECO en México se han puesto a analizar el café soluble que importamos y exportamos, esto porque presuntamente “falsean la cantidad de cafeína en sus empaques”.
Las marcas con más cafeína según PROFECO
Según estadísticas médicas a nivel internacional se sabe que adulto consuma diariamente 400 miligramos (mg) al día no se relaciona con efectos negativos peligrosos, no obstante, esto no se puede medir correctamente si no hay un etiquetado legítimo.
Ante las faltas del etiquetado y las irregularidades al declararlos valores nutrimentales la PROFECO señaló que la mayoría de cafés solubles, particularmente los que tienen exportamos hacia Estados Unidos tienen de 4.3 a 3.5 gramos de cafeína demás por cada 100 gramos de producto declarado sin preparar.
Por lo que exhortan a comprar café en moliendas y tostadoras locales.
Asimismo, el café soluble descafeinado reportó 2 gramos de cafeína por cada 100 gramos consumidos.
La historia de amor, piratas y robos con la que el café llegó a la actualidad
El consumo de café comenzó a generalizarse en Europa a partir del siglo XVIII, y fue así como los colonizadores trajeron la planta y la costumbre de la ingesta de café al continente americano. En México, Chiapas y Veracruz son los estados productores de café más reconocidos a nivel mundial.
Para no contar la historia en plan de “érase una vez” resulta que hace muchos años en Etiopía unos granjeros se dieron cuenta que las cabras de monte se alocaban comiendo los frutos rojos de un arbusto, de la nada tenían subidones de adrenalina y su comportamiento era más vigoroso.
En algún momento de hambre los pastores decidieron probar los frutos y se sintieron energizados, así se volvió el secreto de los campesinos y trabajadores, tiempo después un arbusto se quemó y los frutos perdieron la piel quedando sólo un grano café… gracias a la cultura oriental decidieron hacerlo té y así nacieron las primeras versiones de café.
Con los años los guerreros de Etiopía y Turquía descubrieron el secreto y el café acabó en el jardín botánico de un Sultán, donde siguió siendo información que sólo los guerreros más cercanos a la corona sabían…
Un buen día un corsario inglés se enteró del secreto y conquistó a la Sultana para robarle un codito a la planta de café, en su regreso a la Gran Bretaña el forajido sufrió de grandes aventuras donde el agua le faltaba pero procuraba que la planta tuviera la suficiente para vivir.
De ahí llegó a Reino Unido, después a España y bueno, la historia que todos saben.
Productores de café buscan la recuperación económica