Hace 11 años un ataque de cocodrilo le dio un giro de 180 grados a la vida de Juan Carlos, quien acudió a playas de Puerto Vallarta a un viaje de despedida ya que debutaría en el cuadrilátero de la Arena México. Su sueño se frenó y en el ataque perdió su brazo izquierdo.
“Venía de regreso, sentí un golpe en las piernas, me arrastró el cocodrilo hasta la laguna, saco mi brazo derecho y el otro es cuando el cocodrilo lo agarra”, narró Juan Carlos Mondragón.
Tras el ataque, Juan Carlos en ese entonces de 15 años de edad, se desmayó y logró recuperar la conciencia. Se encomendó a Dios y como pudo, logró llegar desde el campo de golf a un sitio donde lo encontraron y trasladaron a un hospital. “Estuve como una hora sin el brazo. Tenía el pecho abierto dentro del agua puerca y no me entró milagrosamente”, añadió.
Los primeros días fueron para Juan Carlos y su familia un ir y venir a diferentes hospitales, medicamentos, cirugías y tratamientos, no lo hicieron detenerse. Su sueño en el ámbito deportivo lo logró, se graduó además en psicología y ejerce como policía. Sin embargo en el trayecto, ha sufrido de discriminación.
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Se impuso a la discriminación y ahora es un gran campeón
“Si a una persona normal tiene que tocar 10 puertas, yo tengo que tocar 100 puertas porque muchas veces me decían que ya no estaban contratando”.
Hoy a sus 26 años, dos campeonatos parapanamericanos, 7 medallas que lo posicionan a nivel nacional como el mejor lanzador paralímpico de bala. Su mayor reto inicia en unos meses a convertirse en padre de familia. “El límite está en la mente. En mi mente y en mi corazón no hay límites”, finalizó.
Celina Gómez: Fuerza Informativa Azteca
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