¿Quién fue realmente “El Zodiaco”? Asesino serial en Estados Unidos

David Arthur Faraday, de 17 años y Betty Lou Jensen, de 16, fueron a un concierto de navidad a pocas cuadras de la casa de Betty. Terminado el show, y apenas pasadas las diez de la noche, estacionaron el auto en un cruce de Lake Herman, para darse sus primeros besos, fueron interrumpidos por otro auto que se detuvo exactamente al lado. En ese momento “El Zodiaco” entró en acción, los cuerpos acribillados de la pareja fueron encontrados por una vecina.

El 4 de julio de 1963 Robert Domingos, de 19 años, y Linda Edwards, de 17, tomaban sol en una playa cerca de Santa Bárbara, California y no volvieron a sus casas, fueron acribillados por un arma calibre 22. El año 1969 fue infernal, Michael Mageu (19 años) y Darlene Ferrin (22), asesinados también el 4 de julio en un campo de golf de Blue Rock Springs, Vallejo, California. El 27 de septiembre Bryan Calvin Hartnell (20) y Cecilia Ann Shepard, fueron apuñalados en Lake Berryessa, una isla del condado de Napa.

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El primer día de agosto, el asesino había mostrado su tarjeta de presentación: tres cartas casi idénticas llegadas a los diarios Vallejo Times Herald, San Francisco Chronicle y San Francisco Examiner. En ellas confesó los crímenes, y dibujó un criptograma de 360 caracteres que, descifrado, decía: “Me gusta matar gente porque es mucho más divertido que matar animales salvajes en el bosque, porque el hombre es el criminal más peligroso de todos. Matar algo es la experiencia más excitante. Es aún mejor que acostarse con una chica. Y la mejor parte es que cuando me muera voy a renacer en el paraíso y todos los que he matado serán mis súbditos. No daré mi nombre porque ustedes tratarán de retrasar o detener mi recolección de súbditos para mi vida en el más allá”. Firmaba “El Zodiaco”.

Para la prensa y el público, sería “El asesino del Zodiaco”. Pero en las cartas exigió una condición: “Estos comunicados deben ser impresos en la primera plana. En caso contrario, me veré en la obligación moral de asesinar a una docena de personas elegidas al azar en las calles este mismo fin de semana”.

Esto provocó un caos en las oficinas de los editores. El dilema: publicarlas en la tapa crearía pánico, y sería arrodillarse ante el asesino, y no publicarlas podría desatar los crímenes prometidos. Por fin, los tres diarios optaron por imprimirlas en páginas interiores.

Los crímenes siguieron o aparecieron tardíamente, el reportero Paul Avery conectó, sus similitudes, con el asesino del Zodiaco. Pero no pudo probarlo. Poco después, una llamada de Zodiaco al San Francisco Chronicle: “Tengo que matar. Si no mato, mis dolores de cabeza son insoportables. Empezaron el día en que maté a un niño. Mañana detendré a un autobús escolar con un tiro en la rueda delantera, y liquidaré a todos los niños cuando vayan bajando”.

Allen era un maestro de escuela, dictaba clases en Vallejo, una de las tres ciudades donde sucedieron los crímenes de Zodiaco. En 1975 fue condenado por abuso sexual de menores. Un pedófilo, en su casa tenía armas y explosivos. Sin embargo, todas las posibles pruebas fueron consideradas “circunstanciales”.

Según la policía, Zodiaco cargaba sólo con siete ataques y cinco muertos: David Faraday, Betty Lou Jensen, Darlene Ferrin, Cecilia Shepard y el taxista Paul Lee Stine, asesinado a balazos en 1969. Pero en todos sus mensajes y cartas, hasta su desaparición de la escena, confesó que había matado a treinta y siete y se esfumó para siempre.

Y así se había cerrado el caso, pasaron los años y llegamos al 2018, en donde los investigadores señalaron que el asesino serial, atroz y escurridizo, fue un hombre llamado Gary Francis Poste, que nunca fue detenido y murió en ese año. Poste sería el autor de un crimen en Riverdale, en 1966, dos años antes de que empezaran a relacionar las muertes de San Francisco con el Zodiaco. Una cicatriz en la frente de Poste, que coincide con las dibujadas en el identikit del Zodiaco, fue la primera señal de que habían hallado finalmente al criminal.

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