La NOMOFOBIA, (acrónimo del inglés non-mobile-phone-phobia), es el miedo o ansiedad extrema que se relaciona a la pérdida de carácter temporal del uso del celular. Dicha fobia se relaciona a una patología psicológica detectada y acuñada a finales de los años 90 por el Dr. Han Herman, denominada “FOMO”, (fear – of- missing-out también en idioma sajón), donde describe un estado de aprensión o ansiedad por la autoconcepción de que al estar alejado al objeto o circunstancia vinculante otros podrían estar teniendo experiencias gratificantes que le podrían involucrar de estar ahí o tener acceso al espacio, (real o simbólico en el caso del internet), en el que ellos están.
Esta ansiedad social es un trastorno que busca estar continuamente conectado con lo que otros están haciendo, mismo padecimiento que se volvió mucho más visible con el cambio de siglo y la popularización de las redes sociales o la reciente democratización del acceso libre a internet como parte de los derechos humanos a partir del inicio de la Pandemia por COVID en 2020.
Los cuales dicho sea de paso se comportaron como un catalizador para que, aunado a los avances tecnológicos y obsolescencia programada de los equipos, sus usuarios, los llamados “nativos digitales”, (millennials y centennials), acostumbrados a una inmediatez en consumo, información y conexión desarrollaran “apegos” a los espacios simbólicos que el internet representa como un nuevo mundo “real” según sus usuarios.
Así, cada vez más internautas comienzan a notar estragos de ansiedad por perder el celular o la conexión a la red móvil y el wifi, donde pudiéramos sentir que, sin ese tirano, pero benévolo aparato… Estamos totalmente fuera “de la jugada”.
Sobre eso, ¿qué tal nos cayó la reciente caída de Whatsapp, Facebook e Instagram?, ¿Reconocimos alguna sensación de nomofobia o será que aún sabemos mantener en control las herramientas que en vez de hacernos dependientes deberían ayudarnos agilizándonos la vida?