Era una tarde cualquiera. El café humeaba en la taza, la ciudad seguía su curso ruidoso y, sin embargo, dentro de ella, Carla sentía un gran silencio. Nada de lo que hacía parecía tener peso. ¿Trabajo, relaciones, metas? Todo flotaba como una neblina sin sustancia. Fue entonces cuando se topó con una palabra desconocida pero dolorosamente precisa: vacío existencial. Así comenzó su búsqueda de respuestas, en un viaje que, al final, le enseñaría que el sentido de la vida no se encuentra afuera, sino dentro.
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¿Qué es el vacío existencial?
El vacío existencial es una sensación profunda de falta de propósito o significado en la vida. No es simplemente tristeza o aburrimiento: es una desconexión interna que puede surgir incluso en personas que “lo tienen todo”. A menudo se describe como un abismo interno, donde ni los logros ni las alegrías externas logran llenar el hueco que se siente dentro.
Carla, leyendo sobre esto, descubrió que el filósofo Viktor Frankl fue uno de los primeros en hablar de este fenómeno de forma seria. Según él, el ser humano necesita encontrar sentido para no sucumbir al vacío.
¿Por qué se siente el vacío existencial?
Las razones pueden ser múltiples, pero siempre tienen algo en común: una desconexión entre lo que vivimos y lo que realmente anhelamos. Puede surgir tras una pérdida importante, una crisis de identidad, o simplemente al alcanzar metas que creíamos esenciales... solo para darnos cuenta de que no nos hacen verdaderamente felices.
En la historia de Carla, la presión social jugó un papel crucial. Había seguido un camino que otros marcaron para ella: carrera, éxito, pareja. Pero no era su camino, y su alma lo sabía.
¿Es normal sentirlo en algún momento de la vida?
La respuesta corta es sí. Sentir vacío existencial es parte natural de nuestra condición humana. A medida que evolucionamos, nuestras prioridades cambian, nuestras certezas se tambalean y es completamente normal preguntarse "¿para qué todo esto?”.
De hecho, muchos momentos de crisis existencial son puertas disfrazadas hacia transformaciones personales profundas. Carla no lo sabía entonces, pero su vacío era el primer paso hacia una vida más auténtica.
¿Cómo se puede combatir el vacío existencial?
No existen fórmulas mágicas, pero sí caminos. Encontrar propósito, aunque suene cliché, es vital. A veces implica reconectar con pasiones olvidadas, explorar la espiritualidad, ayudar a otros o simplemente permitirse sentir el vacío sin juzgarlo.
Carla comenzó por preguntarse cada mañana: ¿Qué me haría sentir viva hoy, aunque sea un poco? Poco a poco, entre errores y descubrimientos, tejió un nuevo sentido de vida, uno que no buscaba aprobación externa, sino conexión interna.
¿Se puede transformar el vacío en algo positivo?
Absolutamente. El vacío existencial puede convertirse en un catalizador de crecimiento. En lugar de verlo como un enemigo, podemos abrazarlo como un maestro. La incomodidad que genera nos obliga a mirar hacia adentro, a cuestionarnos, a construir una existencia más consciente.
Carla, años después, agradece aquel vacío que tanto dolía. Fue gracias a él que dejó de vivir en automático y empezó a escribir su propia historia, esta vez, desde el corazón.
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