Si bien es cierto que hay medidas preventivas contra la terrible fiebre estacional o gripe como beber muchos líquidos o agua simple , así como tomar algunos jugos o tés altos en vitamina C , muchos nos sorprendemos cuando acudimos al médico y nos indican reducir la ingesta de lácteos y panes .
Lo que sin duda pudiera parecer extraño o innecesario, tiene una base científica y médica que muchos desconocemos y hoy te platicamos.
La relación de la mucosidad y los lácteos
La leche es una mezcla de agua, proteínas, grasas, vitaminas, hidratos de carbono y minerales, entre sus compuestos viene la “lactosa” que es un azúcar que se encuentra de forma natural en la leche y en los productos lácteos.
La “lactosa” al igual que los otros tipos de azúcares producen un aumento comprobado por los científicos de las secreciones y mucosidades en nuestro organismo, lo que agrava en muchas ocasiones la sintomatología de la gripe como lo son el dolor de cabeza, asco y tos con flema, debido a que los senos paranasales tienen más moco que se podría resecar y volver un tapón que al menguar la respiración genere dolor o asco por las flemas.
¿Ya se ha comprobado la relación del agravio de la gripa y los lácteos?
En 2018 se publicó en la revista científica “Laryngoscope” en Estados Unidos una investigación médica donde se asegura que la leche puede empeorar los resfriados o gripe, porque agravia los síntomas de los pacientes que sufren una secreción excesiva de mucosidad.
En este análisis participaron 100 personas en el Hospital de Lister, en el Reino Unido, ellos fueron seleccionados porque tenían mayores síntomas de resfrío que otros presentando mayor mucosidad, para ello, les quitaron los lácteos de la dieta, (leche, yogures, quesos, cremas, etc.).
Estos casos muestra se analizaron por una semana, al principio del día se les quitó todo lácteo y al tercer día en un estudio ciego, (donde el paciente no sabía lo que ingería), a 50 se les dio leche de soya y a la otra mitad se les entregó leche de vaca, analizando que los que bebieron leche de vaca siguieron con los síntomas de resfriado, mientras que los que tomaron leche de semillas los redujeron.
Revelando que si bien, los mocos están formados por agua y sal, también tienen proteínas que aumentan con la presencia de la lactosa.
¿Los mocos entonces son malos?
Aunque pudiera parecer que decimos que los mocos son “los malos de la historia”, esto sólo aplica cuando tenemos gripa, puesto que el resto del tiempo las mucosidades y secreciones presentes en nariz y oídos son necesarios para mantener agentes patógenos que nos pudieran dañar fuera de nuestro cuerpo e incluso prevenir infecciones.
Por lo que, sólo nos queda considerar que si bien aumentan con la leche cuando nos enfermamos, eso no significa que los debamos erradicar de nuestra dieta, sólo alejarnos un poco para aliviarnos más pronto y evitar que se agravie el cuadro.
¿Quién diría que había tanta relación de una gripa con los lácteos, no?