La vida de Brooklyn McCasland, una joven de 23 años, cambió drásticamente tras un simple paseo por la playa. Lo que comenzó como un día de diversión bajo el sol, terminó en una pesadilla que le arrebató la visión de uno de sus ojos. Su caso, lejos de ser aislado, sirve como una alerta sobre los riesgos de utilizar lentes de contacto al nadar.
¿Qué sucedió realmente?
Después de disfrutar de un día de playa en Alabama, Estados Unidos, Brooklyn comenzó a sentir una molestia en el ojo. Pensando que se trataba de un simple grano de arena, no le prestó mayor atención. Sin embargo, el dolor persistió y la obligó a buscar atención médica.
Los primeros médicos a los que acudió diagnosticaron una infección ocular común. Sin embargo, el dolor no cedía y Brooklyn seguía sin encontrar alivio. A medida que pasaban los días, la situación empeoraba, y la joven comenzó a experimentar el “peor dolor que jamás había sentido”.
Después de meses de sufrimiento y varios diagnósticos erróneos, finalmente se descubrió la verdadera causa de su problema: una infección ocular causada por una ameba llamada Acanthamoeba. Este parásito se había alojado en su lente de contacto y había provocado una grave inflamación en la córnea, conocida como queratitis por Acanthamoeba.
La infección había avanzado tanto que Brooklyn perdió por completo la visión de su ojo derecho. A pesar del tratamiento, la recuperación será larga y dolorosa. La joven deberá esperar al menos un año para poder someterse a un trasplante de córnea y recuperar parte de su visión.
¿Por qué es tan peligroso nadar con lentes de contacto?
El caso de Brooklyn pone de manifiesto los riesgos de utilizar lentes de contacto al nadar. El agua puede contener bacterias y parásitos que pueden entrar en contacto con los ojos a través de los lentes de contacto, provocando infecciones graves.
¿Cómo prevenir este tipo de infecciones?
Para evitar infecciones oculares como la que sufrió Brooklyn, es fundamental seguir las siguientes recomendaciones:
- No nadar con lentes de contacto.
- Cambiar las soluciones de los lentes de contacto con regularidad.
- Limpiar y desinfectar correctamente los lentes de contacto.
- Visitar al oftalmólogo regularmente.
La historia de Brooklyn McCasland es un duro recordatorio de la importancia de cuidar nuestros ojos y de seguir las recomendaciones de los especialistas. Un pequeño descuido puede tener consecuencias irreversibles.
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