El silencio que todo lo dice: Explorando el estado de la No Mente

El estado de la no mente no es un vacío, sino una forma superior de presencia. Aquí te contamos qué es y cómo llegar a él.

Medicina y Salud
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NO MENTE_PEXELS_Natalie Bond
CRÉDITOS: PEXELS | Natalie Bond

¿Qué pasaría si descubrieras que tu mente, ese torbellino constante de pensamientos, no es tu verdadera esencia? Fue en medio del ruido. En una ciudad que nunca duerme, entre bocinas, mensajes sin leer y preocupaciones prestadas, alguien –como tú o como yo– se detuvo. Cerró los ojos, respiró y... algo cambió. No fue una epifanía ruidosa. Fue un silencio. Pero no de esos que inquietan: era un silencio que lo decía todo, que lo contenía todo.

Ese fue su primer contacto con el estado de la no mente.

No se trataba de apagar su cerebro o entrar en trance. Se trataba de salir de la prisión del pensamiento compulsivo y habitar el momento presente sin filtros. Estaba, por primera vez, siendo, no pensando.

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¿Qué es el estado de la no mente?

El estado de la no mente es un concepto arraigado en tradiciones como el zen, el taoísmo y la meditación profunda. No implica “no tener mente”, sino trascender la mente pensante. Es el espacio donde el juicio desaparece, el ego se disuelve y sólo queda la conciencia pura.

En palabras de místicos y sabios, es el lugar donde “tú no estás, pero todo es”. No hay pasado que pesar ni futuro que temer. Sólo hay un eterno ahora que no necesita ser explicado.

¿Por qué nos cuesta tanto alcanzar el estado de la no mente?

Porque estamos entrenados para pensar, analizar y etiquetar todo. Desde niños nos dijeron que la mente era nuestra mejor herramienta, y olvidamos que también puede ser una jaula. Nuestra identidad está tan fusionada con el diálogo interno, que sin él nos sentimos perdidos.

¿Quién serías sin tus pensamientos? Esa es la pregunta que a muchos les incomoda... pero también es la puerta de entrada a una libertad más profunda.

¿Cómo se siente estar en ese estado?

No hay una sola descripción, pero quienes lo han tocado coinciden en algo: es una calma viva, un silencio que abraza. No es desconexión, sino una conexión más intensa con todo lo que te rodea. Los colores se ven más vivos, el tiempo se dilata, y hasta el dolor se transforma en información pura, sin sufrimiento añadido.

Al estar en ese estado, puedes mirar una flor sin pensar “es una flor”. Solo la miras... y eso basta.

¿Se puede entrenar la no mente?

Sí, y la meditación es el camino más directo. Pero también existen momentos espontáneos: al contemplar el mar, al perderse en la música, en el abrazo de alguien amado, o incluso en el caos… si lo aceptas sin resistencia.

Prácticas como el mindfulness, la respiración consciente o el arte sin juicio ayudan a soltar la tiranía del pensamiento constante. No se trata de luchar contra tu mente, sino de observarla sin identificarte con ella.

¿Qué pasa si nunca alcanzo el estado de la no mente?

No pasa nada. La no mente no es una meta con medalla. Es una experiencia que ocurre cuando sueltas la necesidad de llegar. Paradójicamente, cuanto más la persigues, más se escapa. Pero si solo estás, si habitas tu cuerpo, tu respiración, el momento… ella llega.

A veces, por un segundo. A veces, por más. Y ese pequeño instante basta para recordarte que tú eres mucho más que tus pensamientos.

“La no mente no es un estado mental, es el hogar antes de las palabras.” Quizás no puedas explicarla, pero una vez que la sientes… ya no hay vuelta atrás.

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