Sin lugar a dudas la cruzada contra estar “pasadito de kilos” es un trabajo diario, arduo y de mucha constancia y disciplina que requiere desde dietas específicas como la cetogénica , (“keto”), o mediterránea ; dejar el pan , adquirir hábitos más saludables y beber mucha más agua , pero parece que a todos nos estaba faltando una clave especial para evitar el temido “rebote”: dormir lo suficiente.
¿Qué pasa si no dormimos?
Dormir bien no es sólo importante para crecer sano como siempre le decimos a los niños, resulta que los trastornos del sueño afectan la salud desde en el rendimiento en los artes amatorios, bajo rendimiento laboral, casos de depresión y hasta accidentes vehiculares por lentos reflejos podrían vincularse a una sola cosa: no dormir.
Según un estudio dirigido por investigadores de Mayo Clinic, no dormir además de afectar la mayoría de nuestras funciones también contribuye con el aumento de la grasa abdominal, incluyendo la grasa visceral, (asociada a mayor riesgo cardiovascular).
Aunado a ello ya se ha establecido que problemáticas como: infartos, presión alta, fibrilación, muerte súbita, entre otros, son más frecuentes en personas que no duermen lo suficiente.
¿Cómo demostraron que no dormir afectaba al corazón y engordaba además?
El estudio conjunto a una muestra de individuos sanos y delgados a los que se les limitó el sueño a cuatro horas por noche durante un período de tres semanas y que aún manteniendo su nivel de actividad física regular una acumulación de grasa visceral.
Virend Somers, uno de los investigadores de “Sueño y enfermedad cardiovascular: cómo la falta de sueño aumenta la grasa abdominal”, apuntó que aunque esto pareciera inusual, se demuestra que: “el mecanismo que gobierna la regulación de la grasa y dónde va la grasa es grandemente afectado por la falta de sueño”. Añadiendo que aunque intentemos “recuperar el sueño perdido”, esto no es posible o al menos no tiene impactos a corto mediano plazo en la mejora metabólica y de salud del individuo.
¿Cuántas horas de sueño se consideran adecuadas?
Aunque la cuestión no tiene una respuesta sencilla porque cada persona y su ritmo de vida tiene necesidades de sueño diversas, no obstante, se estima que el promedio saludable para alguien mayor de 25 años es de entre 6 y 8 horas por noche; según Sormers también se puede saber que se ha dormido lo suficiente si “se despierta de forma espontánea (no con la alarma del despertador) y, al hacerlo, se siente descansada”.
Así que ya no hay pretextos, dormir es más que necesario y de ahora en adelante habría que tomar más en serio eso de saltarse un buen y reparador descanso nocturno.
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