Hay que reconocerlo, quien no es de México sufre bastante para aprender a hablar español, no porque el castellano o las lenguas romances, (derivadas del latín), sean tan difíciles de aprender, sino, por su eterna convivencia con el portugués, italiano y los gitanos en España, generaron lo que conocemos como “caló” y a veces… No está chido.
Y así, estas nuevas o segundas acepciones del uso de la misma palabra hacen que los extranjeros queden peor de confundidos cuando ven que términos como “chido”, “chale”, “madre”, “fregón”, “chingón”, entre otros, terminan usándose para situaciones verdaderamente distantes.
Los coloquialismos en diferentes lenguajes
Muchos creerían que “caló” es una expresión que designa las formas coloquiales de habla o similares a los “phrasal verbs” en el inglés; no obstante, no es ni eso ni una expresión propia de los raperos de principios del siglo XXI, sino que, su origen podría venir de dos fuentes, una, en el viejo continente, en España donde se usaba este término para designar a cómo hablaban los gitanos que vivían en el país, la otra también procede de este sitio, pues por ahí del siglo XIX así era como se conocía a la “jerga de los delincuentes” significado que se implantaría en Centroamérica y se acuñaría como la “forma de hablar de los delincuentes jóvenes” hace cincuenta años, (aproximadamente en el principio de 1970).
Si bien, propiamente dicho como “caló” sólo existe en España y México, estos coloquialismos, abreviaturas y deformaciones del lenguaje sucede en otros países, por ejemplo, en EE.UU es el “slang” y en Argentina el “lufardo”.
De hecho, si citamos fuentes de eruditos y conocedores del lenguaje, estas deformaciones o modificaciones específicas del lenguaje por un grupo de una sociedad, se conocen como “sociolectos”, palabra interesante, ¿verdad?
Los sociolectos y la palabra “chido”
Ahora sí, a lo que íbamos después de este antecedente cultural, es que muchas palabras que usamos en el día a día, no son propias del castellano sino de la derivación de la convivencia de nuestro idioma con otros.
Una de las más destacadas de estas deformaciones es “chido”, término que posee historias diversas de cómo nació, unos dicen que este caló proviene de los años setenta en el Barrio de Tepito, en el Estado de México; otros que es la derivación de la palabra gitana “chiro” que significaba “resplandeciente”; finalmente la más cercana a la cultura popular mexicana es que se dice que la abreviatura de la frase “chiras pelas” que era utilizada para expresar que habías ganado en el juego de canicas entre los niños de barrios de escasos recursos, ya que “chiras” era como se referían a cuando le pegaban a una canica ajena eliminando a otros de la partida.
Si bien, nunca sabremos cuál de las tres es “la oficial” o “buena”, o si quizás resulta que todas son ciertas y sólo sucedieron en momentos diferentes concatenados, lo cierto es que las instancias que cuidan el lenguaje español, como la Real Academia de la Lengua Española, (RAE), ya la acepta como un adjetivo y le da el significado de “referencia a un objeto o situación agradable, interesante o que es de interés”.
La primera vez que oímos “chido” en una manifestación cultural
Sea como fuere, la sociedad noventera que eran todos unos adolescentes en esa época, (sí, todos los millennials y las generaciones sucesivas), conoció la palabra chido en el Álbum Avalancha de 1996 de la banda de rock mexicano Café Tacvba con la canción “Chilanga Banda”, pues en sus letras sonaban palabras como “tacuche”, “chafirete”, “choya”, “guarura”, “cafre” y “chido”.
Si bien el soliloquio cuasi indescifrable de la retahíla de palabras que Tacvba nos entrega en su canción son difíciles de seguir, se han quedado y permeado en nosotros, haciendo famoso el término de “chido” en México y el mundo, posicionándose como una de las favoritas en el argot de los capitalinos y demás habitantes de nuestro país.
Mientras tanto, si bien “chido” no figura en una de las palabras más refinadas del país ni sencillas de explicar a un ajeno, (aún usando un diccionario ), al igual que el “chale” lleva un intrínseco sentido de mexicanidad y jocosidad inexplicable para el que lo dice, ¿verdad que sí?
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