Si bien coloquialmente se dice que en la vida existen dos libros fundamentales: el libro de la palabra sagrada que nos dice que nos amemos unos a los otros y el rojo que nos enseña cómo amarnos, la realidad es que hablar de sexualidad aún sigue siendo un tabú o un momento a voces, que cuando se toca no se logra hacer sin morbo o sensación de extrañeza.
Aunque mucho hemos avanzado desde el siglo XIX y considerar que las mujeres tenían “histeria” por su falta de satisfacción en las artes amatorias y la mala perspectiva de la autoexploración, así como el prácticamente nulo conocimiento de la anatomía humana, no es de extrañarse que aún haya temas en el tintero de cómo comportarnos en los artes amatorios .
Las cosas que nadie te dice de la cama
Malamente la industria de la cinematografía XXX, (que no deberíamos consumir por aquello de la trata de blancas, cosificación y explotación sexual, pero, allá cada uno), así como Hollywood han contribuido previo a las redes sociales a una perspectiva de cuerpos imposiblemente perfectos, tonificados, sin estrías, arrugas, cicatrices, bellos, huesos prominentes o uno que otro kilito demás…
Y si a eso le suman que parece que el encuentro podría durar una noche completa sin parar y que al día siguiente podrían caminar, levantarse peinados, sin almohadazo, baba corrida, manchas de cualquier cantidad de fluidos secos, cabello de espantapájaros, rímel corrido ni mal aliento, la presión se vuelve desmedida por lograr un “entorno perfecto”.
Asimismo, muchos aún consideran que el acto empieza en la penetración y no consideran el preámbulo ni lo que sucede después como parte del arte amatorio, cuando, realmente esos son los espacios más importantes y trascendentes del acto. La seducción y erotismo van mucho más allá.
Extraños momentos que no sabemos lidiar
Así como el embarazo en el que una mujer primigesta pregunta y jamás recibe respuestas sinceras, (si es que no acude con su ginecólogo o tiene un buen diálogo con él, que dicho sea de paso es indispensable), también hombres y mujeres antes de su “primera vez” no saben de nada, ni qué esperar, hacer o cómo comportarse y eso… Bueno, además de momentos incómodos y embarazosos, genera también insatisfacción y una mala perspectiva de las relaciones sexuales.
La realidad es que desde poner un preservativo, la elección de los métodos anticonceptivos y el reconocimiento del cuerpo propio y del compañero son temas de diálogo, exploración, práctica y tiempo. Lo cierto es que, hay otras tantas extrañezas que pueden suceder y no se dicen por “pena”, pero que hoy, vamos a romper el tabú:
· Sudas demasiado, lo cierto es que el ejercicio cardiovascular, el esfuerzo, excitación y demás provocan que empecemos a generar sudor. Además, dicho sea de paso, habrá otros fluidos que terminarán en otras partes al sur de nuestro cuerpo e inevitablemente también acabarán en ti, (o alrededor).
· La ducha puede ser un tema, ¿juntos o cada uno por su lado?, esa pregunta, sólo se resuelve preguntando y planteando el tipo de relación que se tiene. Así como del ánimo y tiempo de ambos.
· ¿Nos ayudamos a vestirnos?, cuando vamos a iniciar le quitamos la ropa al otro, no habría porqué evadir un toque coqueto, un roce gracioso o un gesto de cariño mientras ayudas al otro a ponerse una prenda o soltar un comentario que pueda sacar una sonrisa.
· Las mascotas, puede haber interrupciones incómodas que no sepas lidiar y que quiten la inspiración y que es perfectamente normal que pase. ¡No te espantes!, (pero procuren sacarlo para no cortar la inspiración).
· Gestos y sonidos, es inevitable poner los ojos en blanco, hacer sonidos, quejidos, gemidos, respiraciones erráticas o incluso reír durante las relaciones y no deberíamos estar pensando en los ruidos que hacemos o si estamos sonrojados o con una pose en la que según nosotros “no nos veamos bien”. Si de verdad algo molesta, todo hablando se soluciona.
· Ruidos corporales, más allá de lo anterior, ocasionalmente podrían suceder las flatulencias o flatulencias vaginales, (que se evitan con unos ejercicios de Kegel para tonificar), el sonido de tripas crujiendo por hambre o hasta estornudar. Si pasa, no te mortifiques.
Todo esto puede pasar, incluso a veces deberemos pausar o cambiar de posición o sitio por otros detalles como cansancio o calambres, así que llévalo con calma y presiónate menos, en el cuarto todo debe ser gozo, respeto y placer… ¡Diviértete el cuerpo, es cuerpo!