Un estudio publicado en Frontiers in Ecology and Evolution, ha puesto el cuestionamiento para descubrir si las abejas tienen una habilidad innata sobre seguir los modelos de flores en su mente. Esta habilidad les permite encontrar las flores que están buscando sin haberlas visto anteriormente en la zona. Las plantas y los polinizadores se necesitan entre ellos para poder prosperar y sobrevivir.
La estrecha relación de las abejas con las plantas
Las plantas requieren animales que transporten polen entre flores para lograr su reproducción, mientras los polinizadores se alimentan de ellas y utilizan elementos para realizar nidos. Por millones de años, las plantas y los polinizadores han estado en un funcionamiento continuo. Por lo que su relación funciona en flores que han evolucionado en colores, figuras y patrones que se vuelven más atractivas para las abejas.
Las abejas dependen de los recursos de las flores desde el néctar y el polen, lo que ha logrado que sean aprendices eficaces en las características de las flores. Esto logra que tengan la habilidad de saber que flores en su entorno le provee una recompensa y cuáles no. Si las abejas no supieran la diferencia, esto sería un desperdicio en la búsqueda de néctar en las flores equivocadas.
Es por ello que, en el reporte se encontró que las abejas pueden diferenciar las flores rápida y eficazmente para saber de cual comer, así como los humanos distinguimos las caras de las personas.
Las increíbles mentes de las abejas de miel
Las abejas de miel son pequeñas, pesan menos de un miligramo y tienen apenas 960,000 neuronas (a comparación con los humanos que tienen alrededor de 86 billones), sin embargo, demuestran grandes habilidades de aprendizaje. Este aprendizaje se extiende a muchas tareas cognitivamente desafiantes, las cuales incluyen navegación por laberintos, discriminación de tamalo, conteo y discriminación de cantidades.
Se sabe que las abejas pueden aprender toda la información relacionada con las formas de las flores, es por ello que durante el estudio se entrenan abejas para distinguir entre dos imágenes de flores, dándoles agua con azúcar como recompensa. Las abejas jóvenes y las experimentadas pudieron distinguir fácilmente las imágenes de las flores. Sin embargo, las abejas jóvenes lograron distinguir también los pétalos.
Así fue como concluyeron que las abejas tienen una habilidad innata para distinguir las plantas y además de que su memoria y experiencia les permite recordar las formas de las flores.