Dicen por ahí “caras vemos, intenciones no sabemos”, y por más que digamos una y otra vez que las redes sociales como Facebook, Instagram o cualquiera relacionada al Metaverso deben ser utilizadas con cautela, compartiendo lo mínimo de información personal o vulnerable o añadiendo solamente a personas conocidas y de confianza total, a veces se nos olvida y eso, termina en lecciones más que desagradables.
Tal es el caso de Claudio Fomentón, que conoció a una mujer en Facebook y ella juraba estar enamorada de él, lo que Claudio no sabía es que su “historia con final feliz” acabaría en un secuestro en medio de la nada en África, a cientos de kilómetros de su familia y amigos en su ciudad natal en Venecia.
Sin duda las aplicaciones de Match de Facebook, Tinder, Grinder y cualquiera que se les parezca ha facilitado la vida de muchos millennial y adultos en general para conocer a alguien con gustos, aptitudes y aspiraciones similares, el problema es que mientras unos operan de buena fe, otros, lo ven como un semillero para estafar y cohesionar personas.
Claudio Fomenton de empresario a hombre enamorado
Claudio Formenton un hombre de 67 años de edad, italiano y empresario del rubro de la marmolería se enamoró de una joven africana de supuesto nombre “Olivia Martens”, a través de nada más y nada menos que de la plataforma de Facebook.
Según el relato del propio Fomenton, él conoció a “Olivia” a través de una solicitud de amistad que ella envió y un mensaje rápido tras ser aceptada relatándole que ella era de Costa de Marfil, a partir de ello, el intercambio de mensajes por algún tiempo dejó a Claudio con la idea de que había encontrado al amor de su vida, así que cuando Olivia le invitó a “pasar una semana con ella”, el hombre compró los boletos y viajó a verla en persona.
Todo iba bien, hasta que el viaje terminó en engaño y en un posterior violento secuestro que lo sacaría del radar de todo el mundo por más de 72 horas.
El secuestro por “enamoramiento” en Facebook
Cuando Claudio llegó a Costa de Marfil, con la esperanza de pasar una semana con quien, creía, era el amor de su vida, llegó entusiasmado y sin haber avisado a sus parientes a dónde realmente iba, pues según su familia “él se había ido de misionero a Villaregia”.
Poco se habría imaginado el hombre que de esa supuesta Olivia que había “conocido” en redes por un buen tiempo, no había mandado un “amigo” ni un “chofer amable” como él pensó a su arribo el 27 de noviembre del 2021, sino que estaba llegando justo a la cueva del lobo.
Cuando Fomenton accedió tras descender del vuelo a ir con el hombre que llevaba un letrero con su nombre y subirse a un taxi desencadenó sin querer un calvario que lo tendría encerrado tres días en un hotel en la ciudad de Bonoua y luego cautivo en un bosque encerrado en un espacio que apenas podría describirse como “guarida” incomunicado y preso de unos estafadores que abusaron del buen corazón del hombre veneciano y que con un perfil de empresario, juraron que podrían sacar una buena cantidad de dinero.
Afortunadamente este viaje del horror concluyó gracias a que su familia cuando no supo de él en más de 72 horas decidió levantar una denuncia que haría que la policía local encontrara y liberara a Claudio, llevándolo sano y salvo a reencontrarse con su familia.
Pareciera de otro mundo, pero esta estafa de “amor cibernético” es el modo de operar de bandas delictivas internacionales quienes enamoran a sus víctimas y luego les quitan el dinero, ya sea con “amables solicitudes” o a través de viajes que terminan en secuestro.