El Atlas Fútbol Club, uno de los equipos más emblemáticos del fútbol mexicano, es reconocido por su apasionada afición y por sus colores distintivos: el rojo y el negro. Pero más allá de su estética, el equipo tapatío ha forjado a lo largo de su historia una identidad única, plasmada en un apodo que evoca fuerza, pasión y determinación: la Furia Rojinegra.
¿Por qué le dicen “Furia Rojinegra” del Atlas?
Para comprenderlo, debemos remontarnos a un momento clave en la trayectoria del equipo. A principios de los años 70, Atlas comenzó a destacar por su juego ofensivo y vertical, caracterizado por una velocidad y una intensidad que sorprendían a sus rivales. Esta forma de jugar, tan distinta a lo que se acostumbraba en el fútbol mexicano de aquella época, cautivó a la afición y le valió al equipo el reconocimiento de la crítica.
La palabra “furia” se asocia comúnmente con una fuerza desbordante, una pasión incontrolable y un deseo ardiente de alcanzar un objetivo. En el caso de Atlas, este término se utilizó para describir la forma en que el equipo se entregaba en cada partido, dejando todo en la cancha y luchando hasta el último minuto. La intensidad con la que los jugadores rojinegros defendían sus colores y la garra con la que buscaban la victoria eran admiradas por todos los que seguían el fútbol mexicano.
La segunda parte del apodo, “rojinegra”, hace referencia a los colores oficiales del equipo. Como ya mencionamos, el rojo y el negro son los colores que identifican a Atlas desde sus orígenes. Pero más allá de una simple cuestión estética, estos colores tienen un significado simbólico profundo. Se dice que fueron elegidos en honor a San Lorenzo, un mártir cristiano cuyos atributos son el fuego (representado por el color rojo) y la oscuridad (simbolizada por el negro).
“Furia Rojinegra”: Un apodo que trasciende
Con el paso del tiempo, el apodo de “Furia Rojinegra” se convirtió en una verdadera marca registrada del Atlas. La afición lo adoptó con orgullo y lo convirtió en un grito de guerra en cada partido. Los jugadores, por su parte, se sintieron identificados con este sobrenombre y lo llevaron como una insignia en sus corazones.
Este apodo es mucho más que una simple etiqueta. Es la expresión de una identidad, la representación de una forma de jugar y la manifestación de una pasión que trasciende las generaciones. Es un legado que el Atlas ha construido a lo largo de su historia y que lo ha convertido en uno de los equipos más queridos y respetados del fútbol mexicano.
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