San Toribio de Mogrovejo no nació en América, pero su vida quedó profundamente marcada por ella. Este incansable misionero y arzobispo de Lima recorrió miles de kilómetros a pie, evangelizando a indígenas y colonos, dejando una huella imborrable en la historia del continente. Su dedicación a la justicia, la educación y la fe lo convirtió en una de las figuras más importantes de la Iglesia Católica en el Nuevo Mundo. Pero, ¿quién fue realmente este hombre y por qué es recordado cada 23 de marzo?
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¿Quién fue San Toribio de Mogrovejo?
Toribio Alfonso de Mogrovejo nació en España, en 1538, en el seno de una familia noble. Desde muy joven mostró una gran inteligencia y sentido de la justicia, lo que lo llevó a estudiar leyes en la Universidad de Salamanca. Su talento fue tal, que llegó a ser presidente del Tribunal de la Inquisición en Granada, un cargo de gran responsabilidad.
Sin embargo, su destino cambió de manera inesperada cuando el Rey Felipe II lo nombró Arzobispo de Lima en 1579, a pesar de que no era sacerdote. Fue ordenado de emergencia y enviado a Perú, donde comenzó su misión evangelizadora más grande: llevar la fe católica a los pueblos indígenas y reorganizar la Iglesia en América.
¿Por qué se le considera un gran evangelizador?
San Toribio no fue un arzobispo que se quedó en su catedral. Recorrió a pie miles de kilómetros, atravesando montañas, selvas y ríos, visitando a los pueblos más alejados. Aprendió quechua y aimara para comunicarse directamente con los indígenas y defendió sus derechos ante los abusos de los colonizadores.
Durante sus viajes, bautizó a cientos de miles de personas, incluyendo a Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres, dos de los santos más venerados de América Latina. También impulsó la creación de escuelas y seminarios, asegurando que la formación cristiana llegara a todas las comunidades.
¿Por qué se celebra su día el 23 de marzo?
San Toribio falleció el 23 de marzo de 1606, en un pequeño pueblo llamado Zaña, en Perú. Murió como había vivido: en medio del pueblo, sirviendo hasta el último momento. En reconocimiento a su labor, fue beatificado en 1679 y canonizado en 1726.
Hoy en día, la Iglesia lo recuerda cada 23 de marzo como el patrono de los obispos latinoamericanos, los misioneros y los derechos humanos en América. Su ejemplo sigue inspirando a quienes trabajan por la justicia y la fe.
¿Cuál es su legado en la actualidad?
El impacto de San Toribio de Mogrovejo sigue vigente. Su trabajo en la evangelización y defensa de los pueblos indígenas marcó un precedente en la historia de la Iglesia en América. Sus escritos, consejos y enseñanzas siguen guiando a sacerdotes y misioneros en su labor pastoral.
Cada año, su fiesta es celebrada con misas y actividades en distintos países de América Latina, recordando su incansable amor por los más necesitados y su lucha por la dignidad de todos los seres humanos. Sin duda, su vida es un testimonio de entrega total a la fe y la justicia.
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