¿Son adoptados? Este es el origen de los tacos al pastor en México

Aunque hoy son un antojito nacional, y la cena que muchos mexicanos prefieren, los tacos al pastor no son hijos del maíz ni nacieron en México. Su historia viene desde lejos, cruzando mares y desiertos, desde los países del Medio Oriente, donde la carne gira en fuego vertical y se adereza con jocoque y yogurt.

Llegaron como migrantes, como muchos sabores que hoy se hacen patria en la boca. Cristina Barros, escritora e investigadora de la cocina mexicana, cuenta que fue un hombre de origen turco quien trajo esta forma de cocción hasta Puebla, donde la receta se transformó en algo nuevo: con tortillas de maíz, adobo rojo, piña y salsa.

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Lo que allá era shawarma, aquí se volvió taco. La tortilla de trigo gruesa se hizo ligera y redonda; el cordero cambió por cerdo, y el yogurt fue reemplazado por salsa verde, roja, cacahuate o pico de gallo. Así nació una nueva delicia: el taco al pastor, híbrido glorioso entre Oriente y América.

Cristina Barros explica que no hay pruebas documentadas del primer taco al pastor, pero sí del método: el trompo giratorio que dora la carne es herencia otomana. El mexicano lo abrazó, lo hizo suyo, y lo elevó a patrimonio del antojo callejero.

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Hoy, en cada esquina, un trompo rojo gira como sol en miniatura. Los tacos al pastor se sirven con cebolla, cilantro, piña, y en ocasiones, queso o papas. Más allá de su origen extranjero, son ejemplo perfecto de cómo México adopta, reinventa y transforma lo ajeno en tesoro propio.

Porque aunque no nacieron aquí, los tacos al pastor encontraron en México su verdadero hogar.