Cada año, miles celebran a San Isidro, un hombre sencillo que con su fe transformó su vida y la de quienes lo rodeaban. Descubre aquí su historia, sus milagros y por qué el 26 de abril cobra un sentido especial para muchos.
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¿Quién fue realmente San Isidro?
San Isidro Labrador, cuyo nombre completo era Isidro de Merlo y Quintana, nació alrededor del año 1082 en Madrid, España. Era un campesino humilde, dedicado a trabajar la tierra de sol a sol. Desde joven, Isidro mostró una fe profunda y un amor inmenso hacia Dios, que se reflejaba en cada acción cotidiana. Se casó con María Toribia, quien también fue canonizada como Santa María de la Cabeza.
La vida de San Isidro no fue fácil. En un mundo donde la supervivencia dependía de la cosecha, él destacaba no solo por su trabajo arduo, sino porque compartía siempre lo poco que tenía con los más necesitados. Su generosidad y devoción le granjearon tanto el amor de sus vecinos como la bendición de muchos milagros sorprendentes que comenzaron a rodearlo.
¿Qué milagros se atribuyen a San Isidro?
Los relatos populares cuentan que, mientras Isidro rezaba, los ángeles araban los campos en su lugar. Se dice también que en tiempos de sequía, al golpear una piedra, de ella brotó agua para salvar las cosechas y calmar la sed del pueblo.
Uno de los episodios más conmovedores habla de cómo, un día, Isidro encontró a su hijo atrapado en un pozo, y gracias a su oración ferviente, las aguas subieron milagrosamente hasta devolver al niño sano y salvo. Estos eventos llevaron a que, siglos después, en 1622, el Papa Gregorio XV lo canonizara oficialmente como santo.
¿Por qué se celebra el 26 de abril?
Aunque la fiesta litúrgica principal de San Isidro se celebra mundialmente el 15 de mayo, en algunos lugares, como ciertas regiones de América Latina, el 26 de abril también se ha instaurado como fecha especial para rendirle homenaje. Esto se debe a adaptaciones locales y tradiciones propias de los pueblos, donde se combinan la veneración de San Isidro con las bendiciones de los primeros cultivos de primavera.
En estas celebraciones, es común ver procesiones, misas, bendiciones de herramientas agrícolas, ferias campesinas y hasta concursos de arado. El espíritu que predomina es de gratitud: una plegaria colectiva para pedir cosechas abundantes y protección sobre la tierra.
¿Cómo se celebra hoy en día?
Actualmente, tanto en España como en América Latina, las fiestas en honor a San Isidro se han convertido en verdaderos encuentros comunitarios. Las personas adornan tractores y animales de campo, se organizan comidas tradicionales, y los niños aprenden sobre la importancia de la fe, la paciencia y el trabajo honrado.
En algunos sitios, todavía se acostumbra llevar agua bendita a los sembradíos, en memoria del milagro del pozo, y se organizan misas al aire libre para pedir que la naturaleza siga siendo generosa. La imagen de San Isidro, con su azadón en la mano y su mirada serena al cielo, sigue siendo símbolo de esperanza y fortaleza para los trabajadores del campo.
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