Ya hemos dicho que no todos los destilados de agave son tequila , y que esta deliciosa bebida que comparte su nombre con el municipio homónimo en nuestro estado, no sólo es un clásico en las reuniones mexicanas sino un símbolo del país en el extranjero, pero, este destilado no podría existir sin un curioso animalito que por muchos años hemos infravalorado: el murciélago.
Así como lo leíste, los estados de Jalisco, Michoacán y Nayarit, Sonora, Durango, Guerrero, Oaxaca, San Luis Potosí y Zacatecas, no sólo tienen en común su alta producción de bebidas destiladas de agave ni la denominación de origen para hacer bebidas como sotol, bacanora, raicilla o tequila , sino que también comparten la presencia del murciélago magueyero, agavero o tequilero, quien ha hecho que estas suculentas pudieran florecer en el territorio nacional.
El murciélago agavero o magueyero
Pareciera que no, pero el murciélago mal afamado por la vinculación con Drácula y los vampiros, (que de hecho sólo 2 de más de 300 subespecies de este animal son hematófagos, es decir beben sangre, puesto que los 298 restantes son insectívoros o frugívoros, comiendo frutas, néctar de flores, etc.), ha sufrido mucho los últimos veinte años porque la gente les teme y maltrata o incluso hasta mata, sin saber que hace millones de años, el murciélago agavero, mejor conocido por su nombre científico “Leptonycteris yerbabuenae” es quien a polinizado las suculentas como los cactus y agaves crecen desde el sur de Estados Unidos, pasando por todo México, (especialmente el centro – occidente), hasta Guatemala y El Salvador.
¿Qué se sabe de los murciélagos agaveros?
Los murciélagos son una de las 12 especies de nectarívoros que habitan el territorio antes mencionado, y quienes han evolucionado al lado de las suculentas, (los agaves en particular), por millones de años. Es bien sabido que al sur de EE.UU y en varios puntos de México existen diferentes zonas desérticas donde crecen los cactus, así como zonas semi áridas donde crecen los agaves que poseen flores que sólo abren de noche, requiriendo de los murciélagos para polinizarlos, puesto que es en esta hora cuando pueden hacer goce de su naturaleza nocturna y salir de las cuevas u hoyos de árboles para alimentarse de dichas flores.
El murciélago por la forma que tiene de batir sus alas llena su cuerpo del polen de la flor mientras aterriza en la parte superior del quiote del agave y al seguir su vuelo lleva de un sitio a otro la “semilla” de diferentes especies de esta suculenta, generando una polinización.
La relación de los agaves y los murciélagos
Es de esta forma que el murciélago “magueyero menor” o “tequilero” aprovecha su naturaleza nocturna con la floración de los agaves intercambiando beneficios, la planta le alimenta y este mamífero volador mientras con su largo hocico ingiere el néctar con su cuerpo y alas poliniza, dispersa las semillas y el polen de la planta, permitiendo que ésta se propague y desarrolle.
El murciélago “yerbabuenae” no sólo poliniza, también controla plagas de insectos, ayudando a que los cultivos tengan una mejor vida. No obstante, el estigma que goza este animal hizo que estuviera de 1993 a 2013 catalogado como especie amenazada en México, sitio del que salió apenas a finales de 2019, que si bien, es buena noticia, no implica que aún hoy día tengan una vida abundante.
Curiosidades de los murciélagos
Los murciélagos necesitan planear y recolectar con sus patas la flor que comerán, puesto que son tan pequeños que el gasto calórico para volar de un agave a otro podría ser demasiado y hasta fatal para este pequeño animalito.
Es precisamente el néctar de las flores la principal fuente de energía de los murciélagos. Pese a que los murciélagos a diferencia de las aves no liban el néctar como único alimento, sino que ingieren la sabia del agave a mordidas tras hacer una incisión en la entrada de la penca.
El dilema de los quiotes
Los agaves, sobre todo el “Tequilana Weber” o agave azul requieren de 3 a 7 años para estar listos para hacer tequila, pero desde el tercer año le comienza a crecer el “quiote” o la pequeña planta que surge del centro de la planta como una especie de arbolito o rama con ramitas de las cuales salen “hijuelos” del agave y las flores, estas últimas sólo abren de noche.
Lo cual, si bien ayuda a que haya más agaves, cuando el quiote crece y no se corta acaba con la savia y néctar del agave, dejándolo inutilizable para la producción de cualquier destilado, y en sí “matando” a la planta. Lo que lleva al dilema: ¿cuántos agaves necesitamos dejar florecer para que mantengamos el ciclo natural del agave y el murciélago?
La relación del agave, el tequila y los murciélagos
Sin duda el murciélago agavero ha sido el responsable de polinizar las flores de estas plantas, y además de “catar” las flores de esta suculenta que llevando su polen ha logrado sembradíos de agaves que luego producen este delicioso destilado mexicano: el tequila.
Así pues, sin murciélago “yerbabuenae” no habría tequileros, mezcaleros ni pulqueros, en palabras cortas, sin ellos no podríamos tener ningún aguardiente, destilado ni bebida espirituosa que venga de un agave.
Ya decíamos que de 1990 hasta 2016 hubo una gran amenaza para la vida de los murciélagos, pero el que ahora ya estén fuera de la franja de “peligro de extinción” no fue “porque sí”, sino que se debe a que las autoridades mexicanas, especialistas de la UNAM y diversos colectivos presentaron en 2016 un proyecto para la integración de la biodiversidad, (este mamífero volador), en los cultivos, poniendo al murciélago como polinizador de los agaves de los que se obtiene el tequila.
En dicho año se presentó la ponencia “Murciélagos, agaves y tequila”, donde la UNAM buscaba recuperar la población del murciélago hocicudo menor (leptoniterix yerbabuenae o “agavero”), el principal polinizador de los agaves de donde se obtienen el mezcal y el tequila.
En dicha ponencia se enfatizó que fue gracias al murciélago que se tienen cultivos más sanos y resistentes, puesto que a medida de que haya una mayor diversidad de subespecies de agave conviviendo mejor resistirán ante plagas, así lo enfatizó Rodrigo Medellín, investigador del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México: “los murciélagos son el mejor aliado de los productores de mezcal, tequila y pulque, pues al polinizar las flores de los agaves contribuyen a mantener la diversidad genética de las plantas. Al completarse el ciclo de vida de las plantas, se conserva la diversidad genética de los agaves y las poblaciones de murciélagos”.
Así mismo, la SEMARNAT señaló que en México habitan 138 especies de murciélagos, (de las 200 conocidas), de los cuales el “leptonycteris nivalis” y el “leptonycteris yerbabuenae” son los principales polinizadores del agave del que se obtiene el tequila, esto sirvió para precedente para que en 2018 después de 30 años, el murciélago agavero saliera de la lista de especies en peligro de extinción, que según el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos, anunció que para 2019 el total estimado de murciélagos ascendía a 200.000.
Igualmente, se ha detallado en diversos estudios que en nuestro país existen unas 180 variedades de agave; que alimentan a las más de cien variedades de murciélagos en el país, y esto se debe justo a que ambas especies han desarrollado una simbiosis. Sobre ello, abundó Rodrigo Antonio Medellín, profesor de Biología de Vertebrados de la UNAM: “México tiene más especies de agave que cualquier otro país del mundo, por ende, permitiendo que un 5% de las plantas de agave florezcan, los productores extienden una invitación a los responsables de mantener la diversidad genética de los agaves: ¡los murciélagos!, generando mejores cultivos e incluso destilados de mayor calidad en contenido de azúcares”.
Adopta un agave en Tequila, Jalisco
Los productores han aprendido a hacer mejores cultivos y a evitar el monocultivo, así como a incluir la biodiversidad en fauna silvestre a sus procesos para asegurar cada vez producciones de mayor calidad de agave que se traducirá en un tequila mucho más rico en sus cualidades de cuerpo, aroma y sabor.
Por ello, en el municipio de Tequila, las tequileras locales como Cofradía, han invitado a la población a “adoptar un agave” y comprometerse a cuidar de este durante 7 años, tiempo suficiente para que los insectos, murciélagos y otras especies gocen de los beneficios de la flor, invitándonos a todos a no sólo gozar de este “néctar de Dioses que Jalisco le dio al mundo” sino también hacernos corresponsables de su cultivo y aprovechar para visitar este precioso Pueblo Mágico en experiencias inolvidables como dormir dentro de una barrica en un hotel temático.
En una de esas sale bien eso de cuidar el agave y hasta nos terminamos enamorando más de los 125 municipios de Jalisco, conociendo nuestras tradiciones y de paso inculcando en otros cuidar de los agaves y no matar al pobrecito murciélago menor.