En el corazón de Guadalajara, se encuentra una historia que deleita tanto a los habitantes como a los visitantes por igual; los buñuelos del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe.
Estos deliciosos y emblemáticos manjares son mucho más que un simple postre, ya que representan un vínculo profundo con las raíces históricas y religiosas de la ciudad, pues cada mordisco cuenta con una historia, la cual ha sido transmitida de generación en generación.
¿Cuál es el origen de los buñuelos?
La historia cuenta que hace unos dos mil años aproximadamente, en países como Egipto, Marruecos o Turquía, se comían bolitas hechas de masa frita con miel. Dicha combinación emigró hasta España, transformándose en los buñuelos de viento.
Debido al intercambio cultural que existió durante la conquista, fue que este tipo de preparación llegó a México, convirtiéndose en los buñuelos tal y como los conocemos en la actualidad.
¿Cómo se preparan estos deliciosos buñuelos?
La preparación de los buñuelos del Santuario, es todo un ritual culinario. Las manos de los cocineros locales amasan con precisión, creando discos finos que se fríen hasta que se doran perfectamente. Una vez listos, se espolvorean generosamente con azúcar y canela, añadiendo una dulzura que los hace irresistibles para cualquiera.
Sin embargo, existen unos buñuelos aún más tradicionales, los cuales se bañan con una jalea compuesta con guayaba, hojas de higo, piloncillo y tejocote, endulzando aún más su sabor.
¿En qué mes se consumen mayormente los buñuelos?
Es en el mes de diciembre que la gente consume con mayor frecuencia este rico postre, volviéndose un platillo tradicional que se prepara en posadas y cenas de navidad.
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