El Día de la Candelaria es una de las festividades más esperadas en México, no solo por la tradicional tamaliza, sino porque representa el cierre del ciclo navideño. Aquellos que encontraron al Niño Dios en la rosca de Reyes lo visten con elegancia y lo presentan en la iglesia, pero después del 2 de febrero surge la pregunta: ¿qué hacer con la imagen del Niño Dios? La tradición dicta que debe guardarse, pero no de cualquier manera. Cada gesto tiene un simbolismo que refleja el respeto y la devoción de los creyentes.
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¿Cuándo se guarda el Niño Dios?
El Niño Dios no se guarda inmediatamente después del Día de la Candelaria. Según la tradición católica, el momento correcto para hacerlo es después del 2 de febrero, pero sin una fecha estricta. Algunas familias optan por dejarlo expuesto hasta el 40 día del nacimiento de Jesús, lo que coincide con la Cuaresma. Otras lo guardan en cuanto termina la celebración de la Candelaria, como un acto simbólico de cierre del período navideño.
¿Cómo se debe guardar al Niño Dios?
Guardar al Niño Dios no es un simple acto de almacenamiento, sino un ritual de respeto. La imagen se coloca en un lugar especial, envuelta en un paño blanco o una tela fina, evitando meterla en cajas de cartón o lugares poco adecuados. En algunas regiones, se le reza una última oración antes de guardarlo, pidiendo por la protección y bendiciones del hogar hasta la siguiente Navidad.
¿Dónde se guarda el Niño Dios?
El lugar donde se guarda también tiene un significado especial. Muchas familias lo colocan dentro de un ropero, en un altar familiar o en un sitio elevado, alejado de lugares de uso cotidiano. En algunos hogares, se le guarda junto con una vela bendecida el Día de la Candelaria, lo que simboliza la luz y protección espiritual hasta el próximo ciclo navideño.
¿Por qué es importante seguir esta tradición?
Más allá de la religiosidad, la tradición de guardar al Niño Dios es una manera de mantener viva la fe y la identidad cultural. Es un acto de devoción y agradecimiento por las bendiciones recibidas durante el año. Cada familia tiene su manera especial de hacerlo, pero lo más importante es el respeto y la intención con la que se realiza.
El Día de la Candelaria marca el final de una etapa, pero también el inicio de un nuevo ciclo de fe. Guardar al Niño Dios con respeto y amor es una tradición que fortalece los lazos familiares y espirituales, recordándonos que la fe perdura en cada pequeño gesto del corazón.
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¿Dónde vestir al Niño Dios y cuánto cuesta? ¡A días de la Candelaria!